martes, 26 de abril de 2011

La lección del maestro

Paul Overt está enamorado de la señorita Fancourt. De sus ojos, de su pelo, de la libertad que se desprende de sus actos como lo hace la fragancia de las flores que se abren por primera vez. De las palabras con las cuales lo ha seducido. Porque ella parece haber nacido en este mundo como desagravio del tiempo.
La conoció en una reunión, el mismo día que vio el rostro del maestro, Henry St. George. Un literato notable, un hombre que ha bebido tanto de la gloria del mundo que después de las primeras obras maestras no produjo más que decepción. Overt también es escritor y admira muchísimo a St. George. Anhela conocer la profundidad del maestro y descubrir en aquella hondura el origen de la pluma marchita.
La lección del maestro es una de las novelas más vigorosas de Henry James. La construcción de las ideas demuestra una pericia mental fuera de este mundo. Las imágenes se forman por si solas, como si uno sostuviera con sus manos cerca de los ojos aquellos aparatos con apariencia de binocular que nos muestran mundos caleidoscópicos.
La lección del maestro es un desafío que impone frente a nuestros ojos la vocación y el amor. La pasión por nuestros sueños solitarios retados por la sublime subjetividad que brota de la pasión por alguien. La escritura perfecta como ejercicio obligadamente solitario, en conexión imperecedera con uno mismo o la construcción de redes de afectos y sensibilidad basados en conceptos tan antiguos como el amor, el matrimonio, los hijos, finalmente la familia. ¿Qué elegiría el genio, a sí mismo o a los demás?

La lección del maestro – Henry James

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